domingo, mayo 28, 2006

Ayako...

Hoy tengo una cita muy especial en Ikebukuro. A las 12 del mediodia con Ayako en Ikefukurou…

Salí no muy tarde sobre las 9,30 tomando nuevamente Keio sen desde Musashi-nodai, y Yamanote sen desde Shinjuku hasta Ikebukuro. Nada más llegar fui a Ikefukurou pero como todavía era lago pronto fui a dar una vuelta, por Ikebukuro, por la zona de Sunshine 60. Ikebukuro ha cambiado bastante antes era una zona mucho mejor, con divertimento para jóvenes postuniversitarios. Con muchas izakayas, restaurantes y karaokes, cines y montonazo de tiendas caras y economomicas así como bazares de alta fidelidad. Hay también un Zara. Ahora se está llenando de niñas otakus, y superfrikis, y la verdad no me mola nada. Y no hablo de frikis de medio pelo hablo de frikis maniacos con trajes de personajes de anime y esas cosas. No me importa que tengan sus zonas como Akihabara o Nakano, pero no me hace gracia que encima invadan las zonas que son muy buenas y que las conviertan en zonas esperpénticas. Una pena, Ikebukuro es una de las mejores zonas de Tokio, para pasar el día libre.

A las doce menos 10 me encaminé hacia Ikefukurou, y alí estuve esperando, hasta que llegó ella.
Nervios muchísimos tensión tambien pero también cierta naturalidad y cierto ‘viejoconocidismo’ entre los dos.

Lo primero que me dijo fue “tienes el estomago más grande” (tia puñetera), después buscamos un lugar donde comer y fuimos a la zona del Sunshine 60 a un italiano donde ya comimos la ultima vez que estuve en Japón. Me dijo que había roto con su exnovio. (¿por que me contaba eso, sin haberle preguntado? Y que definitivamente sus padres se habían divorciado. La última vez ya vivian separados. Ha adelgazado bastante es posible que sea por este motivo.

De vez en cuando se producían silencios que parecían eternos, toda la comida transcurrio con una especie de tranquilidad, tensa. La verdad es que sigue tan guapa como siempre y he sentido lo mismo que siempre siento a su lado.

Después me dijo que si yo había visitado Asakusa, alguna vez que si quería que hicieramos turismo juntos. A pesar de haber visitado Asakusa muchas veces esta vez me pareció mucho más especial.
Así que fuimos desde Ikebukuro hasta asakusa, Por el camino, de vez en cuando me tomaba del brazo, y yo hacía lo mismo a ratos. En asakusa tomamos unas fotos de ‘autenticos turistas’. Durante el rato que caminamos por entre los puestos de Asakusa ibamos intercambiando roces, y toqueteos que perecieran espontaneos y sin intención pero obviamente llenos de lo contrario. Recuerdo mirar para adelante sin mover la vista, para no querer ver su reacción, aunque de vez en cuando se escapaban miradas complices, y después una risita.

Tras llegar al santuario a ella se le ocurrió visitar un nuevo lugar Kappabashi, un lugar donde hacen las comidas “falsas” de las puertas de los restaurantes. Tardamos un poco en encontrar la zona incluso Ayako tuvo que preguntar a los transeúntes. Por fin encontramos estas tiendas. Hay verdaderas obras de arte hechas en parafina, jarras de cerveza con sus burbujas y su espuma, Udon con su caldo y sus especias, pero todo de mentira y a precios bastante elevados.

Entramos en una tienda y coincidió un momento en que no había nadie, estabamos en una esquina algo escondida y el tendero estaba en la trastienda. Fue el momento que ambos estuvimos esperando durante, 2 horas ese momento llamado beso, ese instante no muy largo, por que a los japoneses en general les da vergüenza besarse en público. No se si duró más de unos segundos, por que en seguida ello se aparto mirando a los lados por si alguien miraba. Pero fue más que suficiente. Desde esa tienda, tomados de la mano y con la sonrisa y el actuar de dos adolescentes (aun al borde de los 27), seguimos hasta Ueno por Asakusa Doori, y caminando a ratos en silencio a ratos riéndonos, me sentía como un chaval de 15 años, babeando y sonriendo, segregando serotonina sin parar, manteniendo ese estado de embobamiento generalizado que todos conocemos.

Terminamos por llegar hasta Ueno bajo un sol asfixiante, y buscamos el primer lugar con aire acondicionado. Entramos a un centro comercial, y a ella se le rompió parte del tacón del zapato, así que tuvimos que ir hasta un zapatero instantáneo de los mismos departamentos, iba apoyando con el pie normal y agarrándose a mi con el brazo derecho. Aproveché para devolverle el comentario sobre mi el tamaño de mi estómago, y empecé a decir que en esa situación parecía un poco tonta, y obviamente empezó a sacudirme. Entregó el zapato en el stan de zapatería instantánea y nos sentamos en unas sillas de la tienda. Hubo otro momento de relax en el que empezamos a recordar cuando nos conocimos por primera vez en Salamanca, en verano de 2003 ya hacía tres años, y los dos seguíamos igual que siempre, las mismas manías las mismas tonterías, la misma atracción mutua.

En este momento le dije que me gustaba muchísimo que a pesar del tiempo seguía gustándome como el primer día, que me seguía emocionando cuando estaba con ella, y que quería intentar salir otra vez, durante el tiempo que estuviera aquí, al menos de momento. Ella sonrió y accedió sin decir nada más. Le pedí otro beso, y ella me dijo que si en España ella se comportó como española, ahora tenía que comportarme yo como japonés. Los besos solo en la intimidad, y sin abusar que ella no está acostumbrada. Con el zapato arreglado fuimos a ver unos billetes de avión por que tenía que ver a su abuela en Sapporo, estuvimos haciendo el idiota durante el momento en que ella hablaba con la dependienta, yo le metía medio mano y le hacía bromas por debajo del mostrador y ella trataba de aguantarse la risa y la cara se le iba enrojeciendo de vergüenza. Yo pensaba que nada más salir me volvería a atizar, pero se lo tomó bastante a coña. En el ascensor volví a arremeter buscando otro beso, que aunque tuve que lucharlo supo riquísimo.

Nos fuimos de compras un rato para aprovechar el aire acondicionado. De los centros comerciales, constantemente los mismos arrumacos y las mismas carantoñas, el tiepo se había detenido y parecía esperarnos, Que momento más precioso que maravilloso me parecía Ueno. Aprovechando que la tarde empezaba a caer, fuimos al parque de Ueno, con los nenúfares y montón de parejitas haciendo lo mismo que nosotros. No se la verdad es que yo estaba cayendo en lo más típico de las parejitas tokiotas. De pronto le entraron ganas de ir a beber y nos fuimos a un izakaya cerca del estanque, Y empezamos a beber a pesasr de que eran como las 5 de la tarde. Allí si que volvió a caer. Las Izakayas a veces tienen el espacio dividido en dos plantas dentro de la misma y con compartimentos privados, de froma que agachados y sin zapatos entras y te sientas en el suelo. Allí sentados los dos mirándonos embobados, y haciendo alguna que otra cosa que aquí no me apetece contar por respeto a ella.

Pues después fuimos a otra izakaya y bebimos otra vez aunque esta vez en una mesa muy grande para muchos. Las palabras cursis y los me gustas y me encantas se siguieron repitiendo… y al fin tuvimos que separarnos yo tenía una cena en Kichijouji y ella tenía que trabajar al día siguiente. Pero antes de ir a Kansas nos veríamos otra vez el martes por tarde noche. La separación fu en el mismo lugar y la misma manera en que nos despedimos la ultima vez en Japón. Keihin Tohoku (azul) para ella Yamanote (verde) para mi.

Desde Yamanote hasta Chuou Kaisoku vía Tokyo.y hasta Kichijouji. A las 8 de la tarde llegué a Kichijouji, y salí por la salida del OIOI (Marui) antes de que llegaran mis amigos llamé a Yuuka para contarle lo de Ayako,necesitaba contarselo a alguien. Al poco llegaron mis amigos de Takushoku, Tomoya y Yumi, Akihiro y Nozomi, Kei, Hisako, Nao, Yuri, buscamos un watami, pero como no encontramos fuimos a un Zawatami, que es lo mismo pero un poco más caro. Como éramos muchos nos entraba un Nomihodai (barra libre), y lo pasamos muy bien hablando sobre salamanca y ghibli, comiendo mucho, hablando mucho y bebiendo mucho. A las 22 algunas personas tuvieron que irse por que vivían más lejos y el tren se cierra sobre las 24. Los demás fuimos a sacar unas purikuras. Y después marchamos de vuelta a casa, para mi no era muy complicado, 2 estaciones más de Chuo Kaisoku y 2 más de Seibu Tama. Antes de las 12 estaba en cas con Yuuka y Daisuke. Estuvimos hablando mucho sobre mi cita con Ayako, sobre como fue todo. Como había sido 1 día antes el cumpleaños de Trox un amigo de salamanca, le llamamos desde Japón y se llevó una sorpresa importante, le conté lo de Ayako y me preguntó cuantas copas habían hecho falta para que ella aceptara… jeje (cabrón!!!)…

Mañana, un día más perdido, si, saber muy bien que hacer me acercaré a Senshuu a ver como sigue aquello.


IKEBUKURO SUNSHINE 60


AYAKO Y YO EN ASAKUSA


AMEYOKO (UENO)


UENO KOEN